Por: Gonzalo Rodriguez

Portugal está en la final de la Eurocopa Francia 2016. No ha convencido a nadie. Ha generado poco, pero ha aprovechado mucho. El conjunto luso superó a Gales con un Cristiano Ronaldo que solo apareció para recordarnos lo bien que suspende en el aire cuando busca conectar un centro con la cabeza y con un Nani disfrazado de 'cazagoles'.

Sin intermediarios entre el sector defensivo y el ofensivo es muy difícil.

El bajo rendimiento del conjunto de Gales pasó por la suspensión de Ramsey           -iniciador de jugadas y socio de Gareth Bale- y la amarilla condicionante a Joe Allen -principal obstructor y fuente de oxígeno- a los 10' del primer tiempo. Esto sumado a los fallidos intentos de un solitario Bale y al importante rigor defensivo del cuadro portugués permitieron que Renato Sanches y compañía manejen el partido.

Tras un PT deslucido y lento, los dirigidos por Fernando Santos regresaron del entretiempo con otra actitud y lograron definir el partido en los 9 primeros minutos. Ronaldo aprovechó su única oportunidad lejos de la marca del central Collins para anotar y Nani se encontró un remate desviado del propio Cristiano.

Lo de Raphael Guerreiro, Cèdric y Joao Mario se ha vuelto una constante. El primero ha sido un apoyo incesante por la banda izquierda; el segundo, el más claro en defensa; y el tercero, el más preciso del equipo. Sin embargo, con eso no le alcanza a Portugal para desplegar un buen juego en el campo. Hacen falta un buen asistidor, jugadores con cambio de ritmo y medios ofensivos con movilidad en busca de pases profundos.

Pareciese que los lusos esperaran a que alguno de los suyos se ilumine o a que aparezca la figura heroica de 'Cr7' para sentenciar un partido. Y así no le van a ganar ni a -una muy táctica- Alemania ni a -una crecida y local- Francia.