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portugal y su primer título europeo bajo el mando de fernando santos (foto: THE INDIAN EXPRESS)

Cambios

El fútbol, como la vida misma, está sujeto a cambios constantes.

Por Josu Gogeascoechea

Por: Josu Gogeascoechea Sabogal

Publicado: 2016-07-11

Han pasado más de ocho años desde aquel 29 de junio del 2008 en el cual la selección española -futura dominadora de Europa y del mundo- se consagraba campeona de la Eurocopa de ese año disputada en territorio compartido entre Austria y Suiza (la final fue en Viena para ser exacto). 

Desde aquel entonces el fútbol empezó a preguntarse sobre la importancia de la posesión durante el juego ¿es necesario tener el balón más tiempo que tu rival? ¿Cómo hacer daño teniendo tanto tiempo la pelota? Luis Aragonés, entonces seleccionador, decidió responder las interrogantes con una posición particular: la del mediocampista. El ídolo del Atlético de Madrid –hoy equipo relacionado con el juego físico y defensivo- se desprendía de la famosa furia roja para dar paso a la época más gloriosa del fútbol hispano sobre la base de jugadores como Xavi Hernández, Marcos Senna o Andrés Iniesta. El juego impulsado por esa independista zona de España empezaba a ser la bandera del rojo y amarillo.

Han pasado más de ocho años desde aquel 29 de junio del 2008 y, ayer, 10 de julio del 2016, el fútbol parece haber cambiado un poco. En la Eurocopa de Francia, el miedo le ha ganado la partida al juego. Sin quitar mérito a planteamientos diferentes –todos son buenos según las características de sus jugadores- existe hoy en día un temor desproporcionado a ser humillado por el rival, ¿tal vez por el 1-7 del pasado mundial? Quién sabe.

Planteamientos conservadores –desde el Suiza-Albania como segundo partido del campeonato hasta el Portugal-Alemania como finalísima- y colectivos sin mayor sorpresa en tres cuartos, salvo hombres con apellidos concretos como Griezmann, Ronaldo o Bale. El fútbol ha pasado de cómo llegar al área para hacer gol a hacer gol y luego preguntarse cómo controlar el juego.

El juego posicional –tan denigrado por sus críticos- mostró sus carencias si es que no sabes cómo realizarlo de manera adecuada. Los grandes conjuntos –por nombres- tenían la misión de llevar la pelota hacia el área, pero no sabían cómo hacerlo frente a rivales con once hombres detrás de la línea de la redonda, preguntémosle a Hodgson, Deschamps o Wilmots, si es que tenemos alguna duda.

Los grandes nombres prefirieron el espacio antes que una telaraña de pases para llegar al arco –perdónenme Xhaka, Allen o Kroos por la osadía- porque sus características se lo piden. En Bélgica encontramos a Eden Hazard, por decir un nombre, quien frente a Hungría demostró su clase con espacios; en Gales repetimos con Gareth Bale; en Portugal está Cristiano Ronaldo y en Francia, Griezmann o un destapado como Sissoko.

La forma, entendida como la elección de generar peligro en el arco contrario, ha desvanecido en las selecciones nacionales por la importancia de los contratos, del partido cada tres días y la carencia de tiempo y falta de entrenamiento. Los entrenadores –de muy alta calidad en esta competición- deben encontrar una solución a los problemas que les plantea el mercado y esa solución, sin ser culpa de ellos mismos, tal vez aburra al espectador.

Han pasado más de ocho años desde aquel 29 de junio del 2008 y el fútbol no es ni mejor, ni peor; simplemente es otro.


Escrito por

Gonzalo Rodriguez Barboza

21. Historias y fútbol. De algún modo, se vuelven inseparables. @rodriguezbar7


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Espacio entre líneas.

Análisis, crítica y opinión del balompié mundial. Porque el fútbol es solo un deporte ¿no?