Leicester City. Independiente del Valle. Dnipro. 3 equipos que históricamente tuvieron poca relevancia mundial. Es decir, ¿qué puedes esperar de un equipo intrascendente desde 1884, otro auspiciado por KFC con solo 6 temporadas en primera y un tercero que fue campeón cuando la URSS aún existía? Quizá algún peruano inmiscuido en el fútbol mundial escuchó del Leicester City, pues, el siempre promesa, Pierre Larrauri militó en dicho club entre 2010 y 2012, cuando apenas tenía 16 años.

Si bien el único que logró lo imposible fue el cuadro de los 'foxes', los 3 alcanzaron el éxito. Y no me refiero al éxito medido por títulos y por el reconocimiento popular, sino al que se alcanza cuando se sobrepasan las metas y los objetivos. Aquel que se alcanza cuando se maximiza el rendimiento colectivo para favorecer a las figuras individuales (Leicester, Independiente y Dnipro). Al que se alcanza cuando se acepta el rol de equipo inferior (Independiente), cuando se capitalizan las ocasiones de gol y se es contundente (Leicester e Independiente) y cuando el despliegue físico sirve como sostén para equilibrar el juego y, a partir de ahí proponer y generar (Independiente y Dnipro).

Las características en común de estos 3 clubes son bastante claras:

1. El frente de ataque.

Es necesaria la presencia de un jugador descollante que pueda definir los malos partidos (Mahrez, Sornoza y Konoplyanka), como también la de un centrodelantero tan veloz -mental y/o físicamente- como una gacela (Vardy, Angulo, Kalinic).

2. El rol de equipo inferior.

Esperar al rival o cerrar espacios mediante el sacrificio del juego asociado es una virtud que solo pueden poseer los equipos que se saben inferiores. El desentendimiento del protagonismo que adquirieron tanto Dnipro como Independiente del Valle, los ayudó a llegar a la final de sus respectivos torneos. Entregar el balón para, a partir del oficio y el orden, recuperarlo y generar, les funcionó. Desgastarse en conjunto es, por definición, menos agotador que individualmente. Y, por tanto, significa el mantenimiento del resto físico suficiente para pasar de la defensa al ataque.

Además, la presión alta no solo consiste en hostigar al rival lo más rápido posible desde que recibe el balón para obligarlo al error, sino también en eliminar toda opción de pase posible para el poseedor de la pelota y contar con al menos dos jugadores listos para emprender un contraataque.

3. Transiciones rápidas y cambios de ritmo.

La dinámica de la Premier League exige transiciones y contraataques rápidos a cualquier equipo que pretenda ubicarse entre las primeras casillas. Ha sido estrictamente necesario para el Leicester estar -en ciertas ocasiones- en 3 toques en el área rival, pues, de lo contrario, se pierde la sorpresa y se diluye la posibilidad de gol. Esto porque Vardy es un velocista. Los contraataques de los dirigidos por Ranieri han tenido que durar 3 pases por las características de su hombre de área. Una vez conocida la fórmula de Jamie para definir (enganche y remate, pase en profundidad y remate, rebote y remate) la única manera de que se aventaje ante los defensas rivales es aprovechando plenamente su velocidad y definiendo mientras está en carrera. ¿Qué mejor que un contraAtaque para esto? Nada.

En lo que concierne a las transiciones de defensa a ataque y al cambio de ritmo, Ruslan Rotan, capitán del Dnipro, Andy King o Jefferson Orejuela son jugadores con un panorama distinto a los demás; son el enlace entre la defensa y el ataque, es decir, entre la salida o la recuperación de balón y una jugada de peligro. Son ellos los llamados a alejar el balón del tumulto de jugadores en busca de espacios (generados precisamente a partir de el cambio de ritmo impuesto por ellos mismos).