#ElPerúQueQueremos

Escribir

Publicado: 2017-09-22


Han pasado dos minutos desde que el reloj marcó las 00.00. Ando a 9510 kilómetros de casa. Lo mismo que 5910 millas. O 5132 millas náuticas. Hace 19 días que dejé mi país; la última vez que puse en práctica el ejercicio que -quizá- mejor me redime de molestias o preocupaciones aún Perú tenía 195 años como país independiente.

Un impulso desconocido, indescifrable al punto de no saber qué lo estimuló, me llevó a reencontrarme con este ejercicio. Disfrutarlo no es simplemente revisarlo cuantas veces se pueda para poder gozar de una versión final exquisita a ojos propios y, muchas veces, horripilante a criterios ajenos.

Tarde o temprano, la puesta en escena iba a darse. Los deberes académicos lo exigen como el pan de cada día. En territorio enemigo, a la vista y ante el juicio de miles, hacerlo correctamente es imprescindible. Aunque despreciable, es real. La impresión causada por cómo uno hila las palabras en sea cual fuera la bitácora es crucial. Detonante. Motivacional.

Digo correctamente porque la belleza no la define nadie más que quien lee, aquel cuya existencia nunca fue imaginada por el autor. Si ese decide que lo que ve es agradable, entonces lo es. Para él. Porque todo es subjetivo.

No han pasado ni 30 minutos desde el inicio de este texto y ya se siente el placer. Quizá si supiera que mi público lector va a ser numeroso no publicaría esto. Pero el goce del anonimato virtual, la inocencia, la delicia que significa simplemente hacerlo, no lleva una etiqueta con precio.

Para ser bueno hay que escribir todos los días. Al menos eso dicen los profesores en las aulas de redacción. Ellos, con una cantidad inimaginada de libros en su haber mental, pueden ser dueños de esa verdad. Sin embargo, y aunque es probable que se califique como pecado el haber dejado pasar 60 días para volver a afilar la pluma, la distancia solo sirve -tal y como sucede en el planeta del amor- para caer en razón de cuanto uno ha extrañado lo que tanta pasión le causa. O para concluir lo contrario.

Hace 60 días que no escribía. Dos meses matizados por la falta de voluntad, pero que no pasarán al olvido. Pues, 60 días después, me he reencontrado.


Escrito por

Gonzalo Rodriguez Barboza

21. Historias y fútbol. De algún modo, se vuelven inseparables. @rodriguezbar7


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Espacio entre líneas.

Análisis, crítica y opinión del balompié mundial. Porque el fútbol es solo un deporte ¿no?